sábado, 17 de diciembre de 2011

SÉ TÚ MISM@





Todos deseamos conocer nuestro mañana, nuestro futuro. Y sin embargo, parece que no nos importa demasiado nuestro presente. Vivimos en una sociedad compleja, en la que nos vemos bombardeados por información prácticamente las 24 horas del día. Formamos parte de grupos de interés, de grupos corporativos, de sindicatos o clubs deportivos, todos tenemos cuentas en las redes sociales, etc.
No obstante, parece que seguimos sintiéndonos desdichados y solos, aparentemente aislados de los demás. Y nadie nos ha enseñado que esa soledad es también parte de nuestro poder. Nunca nos han enseñado a ser nosotros mismos. Casi toda nuestra vida ha sido enfocada para que fuéramos “alguien” (en realidad, una máscara, un personaje). No nos han enseñado a alcanzar un estado de paz mental, de neutralidad, de tranquilidad.

Tenemos una mente poderosa, y también una energía interna propia capaz de atraer a nosotros todo lo que necesitamos. Pero no nos han entrenado o educado para hacerlo. En vez de eso, de utilizar nuestro propio poder personal, sudamos corriendo detrás de las cosas que deseamos, las perseguimos y nos frustramos cuando no las alcanzamos. Y a eso lo llamamos “vivir”: a agobiarnos persiguiendo bienes materiales, estatus social, un nombre, uno o varios personajes y roles que nos identifiquen... Y olvidamos que todo ello ya lo tenemos; que, por decirlo de alguna manera, ya lo llevamos incorporado “de serie”.
No necesitamos ningún bien material, ninguna tarjeta de representación, ningún cargo social o empresarial para ser “alguien”. Eso, además de ser un tremendo error, es una de las principales causas de infelicidad e insatisfacción. Esa actitud es una verdadera enfermedad, que arrastra y provoca consigo muchas otras: ansiedad, estrés, frustración, dudas, falta de confianza, inseguridad…

Conclusión: no nos conocemos. Y olvidamos algo tremendamente importante: tú eres tú, sea cual sea el estado o la situación en que nos encontremos en cada momento. Tú eres tú; sólo eso y nada más que eso. Y es mucho; muchísimo. Es el dato más relevante que puedas obtener acerca de ti.

Y ha llegado el tiempo de que seamos nuestros propios maestros. Deja de buscarlos fuera de ti. Conviértete en tu propia realidad, en tu propio maestro, pues nadie lo hará mejor que tú. Deja de buscar, de perseguir las cosas fuera de ti. Filosofías, credos, dogmas, dietas, algo a lo que aferrarte, lo que sea… No lo necesitas. Deja de perseguir respuestas. Deja de perseguir dioses y credos. Tampoco los necesitas. Conviértete en tu propio dios o diosa, en tu propia respuesta. En el principio, en el final, en el centro de todas las cosas… tan sólo estás tú.
Por eso hemos de procurar vivir en paz en nosotros mism@s, explorando palmo a palmo nuestra fortaleza interior. Y cuando nos sintamos débiles, desamparados, pequeños… en ese momento hemos de establecer conexión directa con nuestra esencia, con nuestro yo interior. Con nuestro mejor consejero y amigo.

Ha llegado la hora. Nuestra hora. Hemos de ser nosotr@s mism@s, y apreciar nuestra belleza, nuestra generosidad, nuestro poder. Somos maravillosos y divinos por naturaleza. Somos nuestros propios dioses, capaces de vivir en paz, sin guerras ni odios, como una sola familia pero salvaguardando siempre nuestra identidad personal. Y no necesitamos que nadie nos diga qué debemos hacer, en qué hemos de creer, qué hemos de comer o cómo tenemos que vestir. Pregúntatelo a ti mism@. Y cree en la respuesta.

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